Revelación
Publicado por Álvaro en anarquía el 21.3.08 Había alcanzado el punto de no retorno. El asfalto se había transformado en una trampa mortal y cada mirada era un desafío. Unas campanas llamaban en la lejanía a un dios sordo. El compás de la ciudad dictaba un ritmo asesino con una dulce melodía. Decenas de marionetas danzaban frenéticamente, aunque sus rostros permanecían callados y muertos.
Una vez más tuve la visión de la Pirámide. Me invadió. Me intoxicó. Su fría perfección parecía insultar a todo lo que alguna vez estuvo vivo. El peso de un millón de almas cayó sobre mi consciencia y caí al suelo. Alguien me escupió.
Introduje a tientas la mano en el bolsillo de mi abrigo y extraje la píldora. Su tacto parecía irradiar calor. La tragué.
La Pirámide desapareció y me quedé ciego. Sentí una patada en el vientre. Estuve sumido en la oscuridad durante un tiempo indeterminado. Mis pensamientos huyeron de mi interior como potros desbocados. Nada existía, sólo ellos. Todo parecía posible. Todo era posible.
Al cabo de un tiempo recuperé la visión. El mundo me inundó de nuevo, pero esta vez no sabía a veneno. No sabía a aguas estancadas. Sabía a opresión y a mentiras, a odio e ignorancia. Pero donde hay opresión, puede haber liberación. Donde hay mentiras, puede haber revelación.
Caminé hasta el parque y me senté en el césped. Saqué la botella de ginebra y le pegué un buen trago. Las campanas habían dejado de sonar.
Sonreí.
Una vez más tuve la visión de la Pirámide. Me invadió. Me intoxicó. Su fría perfección parecía insultar a todo lo que alguna vez estuvo vivo. El peso de un millón de almas cayó sobre mi consciencia y caí al suelo. Alguien me escupió.
Introduje a tientas la mano en el bolsillo de mi abrigo y extraje la píldora. Su tacto parecía irradiar calor. La tragué.
La Pirámide desapareció y me quedé ciego. Sentí una patada en el vientre. Estuve sumido en la oscuridad durante un tiempo indeterminado. Mis pensamientos huyeron de mi interior como potros desbocados. Nada existía, sólo ellos. Todo parecía posible. Todo era posible.
Al cabo de un tiempo recuperé la visión. El mundo me inundó de nuevo, pero esta vez no sabía a veneno. No sabía a aguas estancadas. Sabía a opresión y a mentiras, a odio e ignorancia. Pero donde hay opresión, puede haber liberación. Donde hay mentiras, puede haber revelación.
Caminé hasta el parque y me senté en el césped. Saqué la botella de ginebra y le pegué un buen trago. Las campanas habían dejado de sonar.
Sonreí.
2 comentarios:
ep!
me has destemplado!! uau!
tks has sido un buen amigo!
eli
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