
Hoy me han invitado a una barbacoa. Ay, la pesadilla recurrente del vegetariano. Esta vez ha sido incluso peor porque había allí gente que no sabe que "me he vuelto vegetariano"; y de nuevo he tenido que pasar por el proceso humillante de tener que justificar mi postura como si estuviese haciendo algo malo o extremadamente
freak. En fin, ya os podéis imaginar.
Una situación que siempre se repite, matemáticamente, es la de preguntarme por qué "me he vuelto vegetariano", ya que suele resultar incomprensible. Yo contesto con evasivas, diciendo que es complicado de explicar y que involucra muchos factores (lo cual es cierto), y a continuación la otra persona da por supuesto que es porque "me dan pena los animalitos". Entonces se puede oír algo como "pero si les dan una descarga en la cabeza y ni se enteran", o "han nacido para que los maten", o "eso es que tú no has conocido el hambre, entonces no hay pena que valga". Total, que dan por hecho que mi única motivación para pasar por estos suplicios cotidianos es evitar la muerte a los
animalitos; y aunque esto es una de las razones, no la cuento entre las más importantes.
Hoy he venido a hablar de la ganadería y su impacto ecológico.
La
FAO (Organización para la Alimentación y la Agricultura de las Naciones Unidas)
afirma que la ganadería es la causante de casi un quinto de las emisiones de gases de efecto invernadero. Esto se debe no sólo a los célebres pedos de las vacas sino también a la intensa maquinaria contaminante que mueve tanto la industria ganadera como la agricultura que alimenta al ganado.
Si hablamos de inmediatez de acciones y la posibilidad de conseguir reducciones [a los gases] en un corto período de tiempo, [reducir el consumo de carne] es claramente la oportunidad más atractiva.
Rajendra Pachauri, ganador del Nobel de la Paz y miembro del
IPCC
Ese casi 20% de los gases que produce la ganadería es
más de lo que produce el transporte, por increíble que parezca.
(Aviso: De aquí en adelante traduzco extractos del anterior enlace, ya que está muy bien explicado y no es cuestión de reinventar la rueda.) Pero ése es sólo uno de los aspectos de la cría de animales como comida. Resulta que casi cada aspecto del gigantesco mercado internacional de la carne tiene una consecuencia medioambiental o de salud, siendo el cambio climático lo primero de la lista. Si nunca pensaste que comer carne fuera un problema medioambiental (y, por extensión, político) es hora de volver a pensarlo.
Para comprender el impacto del ganado en el planeta hay que tener en cuenta el tamaño de la industria. Constituye el mayor uso humano de la tierra. Los pastos ocupan un increíble 26% de la superficie de la Tierra libre de hielo y agua. El área que se destina a cultivos para alimentar a los animales asciende al 33% de la tierra arable. La producción de carne es también una causa principal en la deforestación; los pastos ocupan ahora el 70% de las tierras deforestadas del Amazonas. En Brasil, del 60% al 70% de la destrucción de la selva se debe a la preparación de pastos; ésa es una de las razones de la contribución de la ganadería a la emisión de CO2.
Además, la comida cultivada para los animales podría alimentar a la gente. La cría ganadera consume el 90% de los cultivos de soja de los EEUU, el 80% de su maíz y el 70% de su grano.
Si todo el grano que se utiliza en los EEUU para alimentar al ganado fuera consumido directamente por la gente, se podría alimentar a unos 800 millones de personas.
El pastoreo es en sí mismo un destructor del medio ambiente. Las Naciones Unidas informan de que el 20% de los pastos del mundo se han degradado a causa del sobrepastoreo, la compactación del suelo y la erosión. Otro subproducto de la cría de ganado es la generación de abundantes cantidades de amoniaco, que contribuye a la lluvia ácida y a la acidificación de los ecosistemas. La producción de ganado consume el 8% de las aguas del planeta; causa el 55% de la erosión del suelo y los sedimentos; usa el 37% de todos los pesticidas; directa o indirectamente resulta en el consumo del 50% de todos los antibióticos; y arroja un tercio de todo el nitrógeno y el fósforo que va a parar a nuestros suministros de agua.
Además, el ganado está desplazando a otros animales. Mientras que tantas especies se pierden en esta aparente "sexta extinción", actualmente el ganado constituye el 20% de toda la biomasa del planeta. Dado que ocupan el 30% del planeta, desplazan a su vez a toda esa cantidad de especies salvajes. El pastoreo se considera una amenaza seria para 306 de las 825 ecoregiones identificadas por la
Worlwide Fund for Nature, y para 23 de los 35 puntos claves para la biodiversidad identificados por
Conservation International.
Los pocos comentaristas que han señalado la relación entre el consumo de carne y la destrucción medioambiental han ignorado la solución más obvia:
no comer carne.