
Como ustedes ya deberían saber a estas alturas, el 11-S fue un trabajo interno a cargo de Bush, que puso a la CIA al servicio del Mossad, mientras los
Illuminati y los masones dejaban a un lado el
Área 51 para conformar a placer el
Nuevo Orden Mundial. Quizás no sepan que los aviones fueron pilotados por duplicados judíos de JFK a partir del ADN que guardó la CIA en Tel-Aviv, donde por cierto también se rodaron las imágenes de la llegada a la Luna. A partir de ese ADN también pudieron fabricar el SIDA y el ébola: después de todo, el asesinato de JFK ha sido la más prolífica de todas las conspiraciones. Todo este proceso fue financiado íntegramente con
ameros, no hace falta ni que lo diga.
Dios, cómo me toca los cojones toda esta mierda.
Y me los toca por una razón muy sencilla: todas estas fantasías desacreditan fuertemente a una izquierda que, desprovista de motivación y mundialmente marginada, gira su atención hacia argumentos imposibles y chifladuras varias. El problema se agrava cuando incluso desde medios alternativos serios se da cancha a estas teorías, arrastrando a más y más izquierdistas en todo el mundo. Cuando hablo con alguien sobre ciertos temas peliagudos, como la crisis energética o Irán, inmediatamente soy conminado a dar mi opinión sobre el 11-S. Es un tema que vuelve y vuelve, cansinamente, para desacreditar al más pintado.
¿Quién está detrás del 11-S? Voy a daros una respuesta que puede sorprenderos: no me importa lo más mínimo, y tampoco os debería importar a vosotros. Vale, eso fue muy provocativo, lo explicaré.
Cada día mueren miles de personas en todo el mundo por guerras gratuitas que obedecen a intereses de una determinada élite, por políticas económicas imperialistas genocidas que obeceden a intereses de una determinada élite, por conflictos que no hallan resolución porque no interesa a una determinada élite. No hace falta que dé ejemplos, espero, de todas estas atrocidades que se llevan a cabo diriamente, repito, bajo la pasividad absoluta de aquello que llaman la comunidad internacional. La propia estructura de las relaciones internacionales es un agente genocida: permite la especulación de alimentos, pisa el cuello de la mitad del planeta con la bota de la deuda externa, explota los recursos y las personas de manera criminal, permite la creación de dinero virtual y ganancias ficticias que serán utilizadas para hundir un poco más la bota en el cuello de algunos países, contamina sistemáticamente y destruye ecosistemas con impunidad y palmaditas en la espalda...
Ante eso, ¿por qué detenerse con los pocos muertos (en comparación) del 11-S? Cada día muere tanta gente o más a causa de enfermedades fácilmente curables y desnutrición en zonas perfectamente cultivables. ¿Cada cuánto muere la misma gente en Iraq?
Os diré cuál es la diferencia: en ese caso, las víctimas fueron hombres de negocios blancos, de buena familia. Sí, amigos, la obsesión con el 11-S es profundamente racista y clasista, puesto que considera que la muerte de unos cuantos blancos adinerados hay que investigarla hasta las últimas consecuencias, durante años, mientras que si mañana hubiera una incursión de EEUU en una aldea de Afganistán que matase a 100 personas inocentes, a nadie le importaría lo más mínimo, ni siquiera a la izquierda. Quedaría como una noticia más, dispersada entre el montón.
Alguien podría argumentar que lo importante del 11-S es que fuera utilizado como excusa para la guerra de Iraq. ¿Y? ¿A quién sorprendería eso a estas alturas? El gobierno de los EEUU ha hecho siempre lo que le ha dado la real gana para mantener sus intereses. No ha dudado en invadir, extorsionar, bloquear, chantajear, robar, asesinar, destronar y entronizar a lo largo de siglos, el 11-S sería sólo uno más de toda esa retahíla de actos criminales. ¿Qué esperan los obsesos del 11-S, que demostrando que fue un trabajo interno todo el mundo se escandalice y vuelva la espalda al Imperio? ¿Por qué no trabajar en sacar a la luz toda la mierda que ya es pública y está demostrada, y que es suficiente para pasar por la horca a todos sus presidentes desde la II Guerra Mundial?
Y ésta es, finalmente, mi crítica en general a todas las teorías de la conspiración:
ya hay suficiente mierda ahí fuera para leer durante toda una vida, documentada y probada de sobra, como para perder el tiempo intentando averiguar no sé qué alianzas conspirativas a cuál más espeluznante y fantástica. Puede que algunas de estas teorías tengan algo de verdad (sólo digo que
puede),
puede que a JFK lo matara otra persona,
puede que en el 11-S intervinieran más factores aparte de los islamistas,
puede que en el
Club Bilderberg se jueguen la riqueza de las naciones a los dados. Sólo
puede. Pero si hay algo sucio en estos asuntos (cosa improbable, al artículo de A Las Barricadas me remito), ningún friki de Internet va a descubrirlo jamás, mientras que cientos de asuntos gravísimos y muy palpables se dejan caer en el olvido por ser mucho más mundanos y carecer de ese encanto de lo desconocido.
Y es que, al fin y al cabo, es mucho más fácil ver un vídeo de Youtube sobre los
chemtrails y así creerse inteligente y alternativo, que leerse un libro entero de teoría y crítica económica y conocer las causas históricas de la miseria mundial.
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